viernes, 1 de mayo de 2015

"LA BATALLA DE VALLE" Temp 2 Cap 2 Pt: 1 "La Batalla de Valle"

El amanecer trajo consigo los secos sonidos de la batalla próxima.
La ciudad del lago, parecía dormida ante el avance del enemigo. Un enemigo que portaba todo tipo de criaturas. Un enemigo numeroso y que pretende ser implacable en su avance. El cuerno de Mordor reafirmó la orden para avanzar.
Las tropas cruzaron el vado que permitía un acceso a la ciudad de madera, confiados en su superioridad y sorpresa. Avanzaron por las calles con la idea de que el objetivo era la toma de Erebor que les habían ordenado. Pero…

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Elaran y Luzzen observaron a las tropas de Mordor ingresar a la ciudad del lago. Mucho rato habían esperado su aparición, pero aún así por un instante se paralizaron ante el oscuro desfile de tropas. Orcos,  Haradrim y Trolls, componían las filas del enemigo que avanzaba.
Detrás de ellos dos, un grupo de enanos apretaban con fuerza sus armas esperando el momento del ataque. Estaban ansiosos, impacientes, deseando derramar la sangre de su enemigo. Aquel que se atrevía a mancillar las tierras sagradas de Erebor y sus aliados.
Luzzen abrió la boca para hablar, pero Elaran le indicó que guardara silencio. Debían esperar la señal de Dain para poder salir a combatir. Cualquier sonido o intento de movimiento, alertaría al enemigo de su posición, suponiendo el fin de su vida y la ruina del plan trazado. El Elfo volvió a desear que su amada estuviese a salvo.

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Una leve brisa comenzó a recorrer el ambiente, acariciando todo a su paso, pero evitando a los seres oscuros que marchaban entre las calles de madera. Todo pájaro había abandonado la zona, huyendo de esos pies que marchaban al ritmo de la muerte.
La marcha fue interrumpida por un cuerno de guerra. La totalidad del ejército se detuvo, sabiendo cual era el anuncio que ese cuerno enviaba al aire: El Rey Bajo la Montaña se aprestaba al combate.
Pero no fueron solo los enanos quienes salieron de las casas de la ciudad del lago. Filas y filas de arqueros, aparecieron por los techos, atacando  a los enemigos.
Pronto las tropas del Señor Oscuro se vieron rodeadas por hombres y enanos feroces defensores de sus tierras y su libertad.

(4)
Al escuchar el Cuerno de Erebor, Elaran y Luzzen abrieron de una patada la puerta.
— ¡Baruk Khazâd! — vociferó Elaran lanzándose al combate, desenvainando una espada regalo del Rey Brand.
— Khazâd ai-mênu! — contestaron los enanos mientras le seguían al combate.
Que no solo salieron detrás de él, sino que de distintas casas, rodeando su objetivo de esa manera.
Los orcos no supieron reaccionar a tiempo. Por sorpresa les tomó el ataque desde su flanco izquierdo y la lluvia de flechas.
Lucharon por su vida y por Erebor. Por todo lo bello y vivo que existía en la Tierra Media.
La furia de Elaran, paralizaba a los Orcos. Pocas veces habían visto a un hombre luchar con tanta bravía, sin temor a la muerte, pero como llamándola. Y el Elfo que le acompañaba en el ataque, blandía sus espadas cortas como alas de pájaro en vuelo. Luego tomó lugar en una posición más alta y acompañó a los arqueros en su ataque.

(5)
La columna de Dain y Brand avanzaba implacable por las calles de la ciudad del lago. Una alfombra de orcos muertos y sorprendidos dejaban a su paso, y los trolls apenas podían blandir su espada antes de caer muertos.
El plan funcionaba de maravilla. Empujar al ejército enemigo hasta el punto por el que ingresara, juntarse con las tropas de Elaran y Luzzen y expulsar al enemigo.
Mucho gusto sintió Dain de que las dos razas se unieran una vez más contra un enemigo en común y poderoso. Cada golpe dado, era en venganza de sus hermanos caídos en la batalla de los cinco ejércitos, era un ajuste de cuentas contra todas las maldades hechas por la oscuridad contra su raza. No se detuvo a mirar, a pensar en su alrededor. Le bastaba con tener a mano un orco y repetir su letanía guerrera.
Entre tanto, Brand hacía honor a sus ancestros. Demostrando ser un guerrero tan capaz como Bardo el “Asesino de Dragones”.
El enemigo retrocedía, no podía avanzar y mucho menos rechazar el embate inesperado.
Poco faltaba para que el plan se concretase, poco faltó para que las dos columnas de guerreros se unieran, cuando comenzaron los primeros ataques de las catapultas de Mordor.

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No fue un simple ataque. El enemigo quería que llovieran rocas sobre los defensores. Por lo que muchas casas cayeron bajo la embestida y muchos arqueros y guerreros partieron a conocer a sus ancestros.
La ciudad del lago, parecía desarmarse a cada roca que caía.
Las defensas instaladas la noche anterior, no fueron suficientes. Y las tropas enemigas se recuperaron al sentir un apoyo y redoblaron sus esfuerzos por avanzar.
Los cuatro líderes, detuvieron el avance de sus tropas a pocos metros de juntarse. Fue entonces cuando el piso cedió y muchos perecieron en ambos bandos.
Una roca enorme, cayó certeramente en el suelo que prometía unir a los defensores. Elaran por poco cae al hueco formado, fue Luzzen que tomando su mano le ayudó a incorporarse.
El panorama, se presentaba con la única vía hacia Dain y Brand completamente destruida.
— Debemos retrocer y mantener posición — ordenó Luzzen
— No — dijo Elaran — Ésta es nuestra posición y la defenderemos.
Y así hicieron junto con los enanos. Pero poco tiempo pudieron resistir hasta que debieran retroceder hasta posiciones más defendibles. Para su fortuna, parecía ser que el enemigo se había quedado sin munición para sus catapultas.

Montaron una defensa improvisada, con un poco de apoyo de los arqueros sobrevivientes en los techos aún sanos. Plantaron cara al enemigo y desearon que Dain llegara rápido. Si no, sería una resistencia muy corta.