El mundo ha cambiado
Lo siento en el agua
Lo siento en la tierra.
Lo huelo en el aire.
Mucho de lo que era…
se ha perdido.
Pues nadie sigue vivo que lo recuerde”
(Galadriel – El Señor de los Anillos:
La Comunidad del Anillo (Película))
LA BATALLA DE VALLE
Prólogo:
La Voz del Mago
Luego de la guerra
del anillo, mucho se cantó de los hechos en el sur de la Tierra Media. Gandalf
el Blanco, Aragorn de los Dúnedain del Norte, coronado en Minas Tirith y
Legolas del Reino del Bosque, fueron algunos de los nombres que participaron de
la Guerra del Anillo.
Pero mientras ellos
dan lucha sin cuartel a un enemigo ancestral, un mal duerme más allá de las
montañas del Norte, de los bosques oscuros infestados de arañas. Un mal oculto
detrás de la bruma y la ceniza. Que ha preocupado a Enanos y Elfos por igual.
Trhanduil, Galadriel
y otros líderes de la Tierra Media, temen que las continuas desapariciones
cerca del Monte Gundabad, sean por otra razón ajena al Monte. La escasa
presencia de Orcos también les preocupa.
Por azar del
destino, y la pequeña voluntad de un Mago y una Dama, un grupo de desconocidos guerreros,
olvidados en la neblina de las batallas del sur, se adentrará en los confines
del norte, buscando respuestas a las amenazas que podrían hacer sucumbir las
defensas de los Pueblos Libres de la Tierra Media.
Ésta, es su
historia…
Capítulo I:
Héroes y Villanos
(1)
Elaran
(Por Sebastián De
Zaldúa Leveque)
El hombre alto salió a la calle después de mirar fascinado a un niño jugar
con uno de los juguetes elaborados por los hombres de la ciudad, claro que con
ayuda de los Enanos de Erebor. La Ciudad de Valle no sería nada si los enanos
no hubiesen reabierto el comercio con ellos. Pese a las terribles pérdidas
durante la Batalla de los Cinco Ejércitos, los beneficios económicos habían
sido espléndidos.
El cielo rugió, prometiendo una tormenta que ayudara a la vida en Valle.
Su camino termina en Erebor. Muy ansioso está de reencontrarse con Dain y
otros enanos. Siempre la charla es alegre, la comida abundante y la cerveza a
punto. Pero no se tarda en caer en las viejas historias.
- Mucho me temo que siempre mi corazón
recuerda esa historia – dijo una vez Dain – si tus padres vivieran, estarían
orgulloso del guerrero que eres. ¡Que Durin cuide de ellos ahora!
En esas ocasiones, el hombre alto no dice nada. Solo se limita a agachar la
cabeza y agradecer las palabras de los enanos que lo han tomado como uno más.
Después de todo, fueron ellos los que lo salvaron de bebé de las garras de los
Orcos cuando éstos emboscaron la caravana donde viajaban sus padres. Crecería
un tiempo largo con los Enanos de Erebor luego de la muerte de Smaug.
- Es un Dunedain como nosotros – dijo
Etaudan, Dunedain del norte cuando lo buscó a la edad de catorce años. Para entonces,
poco se diferencia de un enano común y corriente. – y debe regresar con
nosotros.
Con reticencia, los enanos cedieron a Elaran y éste creció con dos pueblos
en su corazón: El de sangre y el de adopción.
***
Llegando a una esquina, vio a un viejo muy viejo mirarle desde unos metros
más adelante. En pocos segundos, desapareció entre medio de la gente que huía
de la lluvia. Elaran sintió una curiosidad crecerle en el corazón.
Llegó hasta donde el viejo estaba momentos antes. Miró en todas direcciones
y vio la punta del sombrero sobresalir entre la gente y hacia allí fue. Cruzó
gran parte de la ciudad de Valle de esa manera, cada vez más intrigado no tanto
por la presencia de un viejo muy viejo, sino por el deseo de encontrárselo y
hablar.
Vio que le hacían señas desde un callejón, bien apartado de la lluvia
gracias a un balcón. El hombre, si se podía llamarle así, tenía sobre su cabeza
el sombrero que vio momentos atrás.
Elaran se acercó con cuidado. Desde el rabillo del ojo le pareció ver
alguien mirarle fijamente.
- Que gusto verte, Elaran
– dijo cuando se le acercó – mucho he escuchado de ti, El Dunedain Enano. Es
una casualidad muy afortunada cruzarte en las calles de Valle. Discúlpame no me
he presentado. Me llamo Gandalf.
- Sé quién eres –
contestó – y sé que no te gustan los encuentros casuales. Thorin supo eso
también.
- Así es – Gandalf se
mostró serio, algo le preocupaba – por favor sígueme, tengo algo que hablarte.
Sin esperar respuesta, el mago se adentró por las calles
de la ciudad una vez más. Elaran lo siguió y la lluvia se retiró, como para
dejarlos hablar tranquilos.
- Un grupo de Elfos
fue enviado al Brezal Marchito – comenzó a hablar Gandalf – tenía por misión
investigar rumores sobre el lugar que han empezado a correr en ciertos círculos
del norte.
- Ese lugar lleva
muerto años – cuestionó Elaran – no he escuchado rumores y no veo la necesidad
de ir.
- Yo tampoco, hasta
hace unos días – contestó Gandalf mirando sobre su hombro – el grupo de Elfos
nunca regresó y cerca de la entrada fue encontrado un símbolo extraño para los
ojos comunes de la tierra media y un mensaje en una lengua que poco se
recuerda.
- ¿Y eso en que me
incumbe a mí? – espetó Elaran – No soy mi capitán y ciertamente no tengo lazos
con los Elfos.
- Habilidoso como los
Dunedain pero terco como Enano – Gandalf lo miró a los ojos – esta vez la
amenaza concierne hasta a tu precioso Erebor y Valle. Si un mal se desata desde
Brezal Marchito, será la perdición para todo el norte de la Tierra Media.
- ¿Qué decía el
mensaje? – preguntó.
- “Muerte al que
desafíe al Señor Oscuro” – Gandalf guardó silencio un instante – Tú sabes a qué
señor se refiere el mensaje y ninguno de los pueblos libres estará libre de su
furia.
Pasaron unos segundos y la mirada del mago le apresuró a decidirse.
Elaran recordó a sus padres y acarició el mango de sus espadas cortas que
llevan su nombre.
- Muy bien – aceptó –
lo haré. El mago silbó y un caballo apareció desde otro callejón.
- Tiempos violentos se
ciernen sobre nosotros y necesitamos de toda la fuerza que podamos juntar. Hoy
parto hacia… - Gandalf se subió a un caballo – tierras lejanas a estas. Con
tristes noticias. Los enanos de aquí saben de qué hablo, no te preocupes por tu
ausencia. Ve a Brezal Marchito. Es de vital importancia – miró hacia adelante y
luego volvió hacia Elaran – Cuando llegue el momento, ten cuidado con la mujer
poderosa, a veces no sabes si es amiga o enemiga. ¡Adiós! – y el mago partió
hacia esas tierras lejanas.
***
El camino elegido por Elaran, fue demasiado tranquilo para su gusto. Pocos
Orcos, que duraron poco en su presencia. Temía que se estuviesen juntando de
nuevo en el Monte Gundabad. Se obligó a no pensar en ello, ya tendría tiempo
para hacerlo, ahora hay que cumplir un objetivo.
Llegando a la entrada mencionada por Gandalf, Elaran detectó un rastro, de
una mujer delgada, con poco equipo encima. ¿Sería la mujer mencionada? ¿Debería
seguir el rastro?
El Montaraz decidió que lo mejor era cerciorarse, averiguar quién es la
dueña de ese rastro.
En los lindes del bosque, Elaran avanzó con cuidado. Una advertencia latía
en su mente, una que debía escuchar contra viento y marea.
A los pocos metros, se veía una forma bajo la luz de la luna cerca de una
fogata. Se acercó desenvainando sus espadas cortas. Trataría de habar con ella,
pero debía estar preparado.
Contuvo la respiración, solo unos centímetros le separaban de su objetivo.
Trata de no hacer ruido. Como cualquier Montaraz, es un hombre silencioso
y…
Todo se inunda en penumbras ¿Dónde estaba la fogata? Más aún ¿Había una
fogata al llegar?
Gandalf no estaba equivocado en su descripción. Elaran supo y sintió ese
poder delante de él, una inaudita aura gris.
Dio un paso hacia adelante, poniéndose en guardia, aceptando lo que tuviera
que ocurrir.
Muy bueno, espero la siguiente entrada pero acorten el plazo de espera a dos dias esta muy interesante :D
ResponderBorrarEspectacular!!!
ResponderBorrarGENIAL! :D . ansiosa para que llegue el próximo viernes! ;)
ResponderBorrarMuy buena, a seguirla sin duda!!
ResponderBorrarEsta muy bueno, me re gusta espero que haya muchos capítulos pero mo unica queja es que pasa mucho tiempo! Acorten el plazo a 2 o 3 días.
ResponderBorrarNina.
Interesante planteo: espero con ansias la próxima entrega.
ResponderBorrarAdriana la historia ya esta toda escrita, fijate que esta dividido por capitulos y partes
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