(1)
Ninguno de los tres podía creer a quien
tenían enfrente.
— Bienvenidos a Rivendell — Anunció Elrond
— la hospitalidad de mi casa es la suya mientras necesiten descansar aquí luego
de tan larga travesía.
Gleowyn aún extasiada por la belleza del
lugar, no podía articular palabra. Luzzen miraba a Elrond, tratando de
comprender como era posible que se encontrara ante la presencia de semejante
hermano de su raza.
Elaran se acercó al señor de Rivendell y
luego de hacer una reverencia habló.
— Hemos recorrido mucho camino hasta aquí —
empezó — el cual nos hizo encontrar con Glorfindel, gran guerrero entre los
elfos si los habrá. Pero quisiera saber primero ¿Mi capitán Aragorn, dónde se
encuentra?
— Aragorn ha partido como miembro de una
comunidad que lleva una… gran carga — Elrond se aclaró la garganta — pero no
piensen en eso. Esa misión no les corresponde, pues ya ha sido asignada a un
grupo de afortunados. Por favor, pasen y descansen, mucho debemos hablar.
Los tres fueron conducidos a una sala que
parecía de reuniones. Al sentarse en uno de los bancos, Luzzen creyó reconocer
el lugar y miró a Lord Elrond.
— Sabes de este lugar, por lo que veo —
Dijo Elrond.
— ¿Conocerlo? — preguntó Elaran, y junto
con Gleowyn fijaron su mirada en el Elfo.
— Sino me equivoco — dijo aclarándose la
garganta — aquí es dónde se celebró el concilio blanco.
— Así es — Elrond se sentó frente a Elaran
— parece que ciertas historias llegan lejos.
— En Lothlorien es conocida la historia del
ataque de los más grandes de la época a la fortaleza de Dol Goldur — dijo Luzzen
— Sauron fue descubierto y expulsado.
— Si — una sombra envolvió el rostro de
Elrond — Pero el enemigo ha regresado y según tengo entendido, oscuras noticias
tienen sobre los movimientos de nuestros adversarios en el norte.
— Demasiado oscuras — dijo Elaran — Gleowyn
y yo nos hemos topado con un ser de fuego de la era antigua. Un pariente lejano
del extinto Smaug.
— Ya veo — Elrond miró hacia la escalera —
al parecer el Brezal Marchito no estaba tan marchito como se creía.
En ese instante, un suave resplandor blanco
bañó la sala en la que se encontraban. La tranquilidad invadió sus corazones y
Luzzen se irguió para luego arrodillarse. Elaran estaba por preguntar qué
pasaba, cuando en ese instante, ingresó a la sala la Dama Galadriel.
(2)
Ya el amanecer estaba por nacer y la
reunión llegaba a su punto de final. Luego de las presentaciones, los tres
viajeros contaron sus desventuras desde el principio mismo. Nadie se sorprendió
de que Gandalf eligiera a Elaran para esta empresa. Siempre el mago se
caracterizó por elecciones extrañas.
— No cabe duda que esta amenaza coloca en
grave peligro a todo el norte de la tierra media — destacó Elrond.
— sino estoy errado — Elaran colocó su mano
sobre la masa para dar énfasis a lo que decía — Sauron atacará por tres
frentes. Desde Isengard hacia Rohan, desde Mordor hacia Minas Tirith en Gondor y
desde algún lugar del norte que no hemos podido precisar.
— Este mal que se cierne sobre nosotros
puede que sea peor que mil ejércitos marchando — dijo Gleowyn.
— Bien dices, Gleowyn — concordó Elaran —
por la situación que tenemos y lo que hemos pasado, solo hay dos puntos posible
para un ataque en el norte. Desde Carn Dum o el Monte Gundabad.
— En pocos días tendremos noticias sobre
aquello que mencionas — anunció Elrond mientras se ponía de pie — mientras
hablamos, Glorfindel cabalga hacia el encuentro con Gwahir, señor de las
águilas. Puede que nuestro enemigo esté
más cerca de lo que creemos.
— El enemigo siempre está cerca — dijo
Galadriel paseándose por la sala.
El silencio invadió la sala.
— Nosotros estaremos dispuestos a hacer lo que
sea por el bien de la tierra media — dijo Luzzen. Y los tres aventureros se
miraron justo en ese momento, sin ser necesaria palabra alguna, tenían en claro
que los tres estaban atados a este destino, a esta misión.
— Nueve compañeros han partido hacia la
misión que les fue asignada, el destino de todos ya no se encuentra en nuestras
manos.. — dijo firmemente la Dama de la luz con su mirada brillante e intensa,
— Pero ustedes ya forman parte de todo esto, y la tierra media necesita de su
ayuda, puedo ver la oscuridad crecer, no deben permitirlo— los tres quedaron
muy pensativos, con miedo y con dudas, con presión e impotencia. — En cuanto
sea posible partiremos hacia el norte— afirmó el montaraz mientras que Gleowyn
estaba encantada de la grandiosa presencia de la Dama Galadriel.
(3)
Llegando el anochecer, una celebración de
los elfos por la partida de la comunidad del anillo despertó a Luzzen, que
intentaba descansar unas horas antes de iniciar viaje, y aunque Elaran y
Gleowyn estaban recostados en sus respectivas camas, ninguno de los dos dormía.
El elfo se levantó y miro a sus dos compañeros.
— ¿Creen que será un viaje de
ida y vuelta? — sorprendió a los otros dos con tal repentina pregunta, — No
puedo dejar de pensar en las palabras de la Dama, y jamás tuve tal
responsabilidad por cargar, temo no ser capaz de enfrentar lo que se avecine—
terminó el elfo con una mueca triste y preocupante. La hechicera se levantó y
fue hacia el elfo.
— He vivido incontables aventuras, muchas de las cuales no me
alegra contar, y desearía poder olvidar — la mujer se torno melancólica por un
momento — Pero. ¿Sabes cuál es la diferencia en ésta aventura?, No estoy sola, y
ustedes me han demostrado que no han de dejarme caer, pequeño de orejas
picudas— una muy pequeña sonrisa salió de Gleowyn al decirlo, mirando a los
profundos ojos celestes de Luzzen, poniendo su mano en el hombro del elfo.
Elaran desde su cama recostado, lanzo una sonrisa de esperanza sin siquiera
darse vuelta.
(4)
Al despertar al día siguiente, fueron por
los pasillos del gran palacio elfico, pasando desde las grandes y hermosas
estatuas, hasta los mismísimos fragmentos de Narsil. Se encontraron frente a
Elrond, quien estaba junto a Galadriel y más atrás se veía a Glorfindel llegar
con tres enormes águilas.
— La hora ha llegado queridos guerreros— habló Elrond
— Antes de irse deseo entregarles algo, como muestra de nuestra gran voluntad y
deseo de que su camino siempre esté iluminado— apuntó hacia cada uno de ellos,
y empezó con el elfo— Luzzen, hijo de Lothlórien, te entrego este arco
forjado aquí mismo en Rivendell, que los Eldar iluminen tu camino y tu coraje —
luego enfiló hacia la Hechicera — Para ti, Gleowyn, éste mapa, contiene caminos
de todo Arda, y mas allá… guárdalo y velo cuando el momento llegue, cuando
busques lo que tu corazón siempre está buscando, la luz de la luna guiará tu
camino.. — Y finalmente se paró frente al Dúnedain — Finalmente para ti,
Elaran, te entrego a Dagmor.. la espada cuyo acero impartió muerte y justicia.
Y fielmente sé que sabes bien a quien perteneció— junto con esto les entregó
las capas con capuchas para protegerlos de los azotes del tiempo y los peligros
del mundo.
Finalmente, los tres se despidieron con
mucho agradecimiento, sintiendo una gran carga sobre ellos, y enfilaron hacia
las grandes águilas, para por fin iniciar su viaje hacia Carn Dum.
Dagmor es la espada de Beren!!! Por dios Elaran ahora si sos un auténtico idoloo
ResponderBorrarhehehe parece que Glewyn empieza a ablandar su corazon con Luzzen e.e tiene que haber romance por favooooooooor no me dejen asi !!
ResponderBorrarCreo que alguien se siente atraida por cierto elfo!! Por dios que pase algo entre ellos!!!!
ResponderBorrarHahahaha no estaria mal ese romance, pero la historia es genial! Me emociona cada capítulo buddies
ResponderBorrarLes juro que todos mis viernes son de ustedes, los felicito por esta historia atrapante, no puedo esperar para otra batalla del trío dinámico!
ResponderBorrarInsisto, es obligatorio un romance entre el elfo y la mujer!!!! Exijo una satisfacción
ResponderBorrarsimplemente genial, espero hacer mi propia versión inventada pronto.
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