viernes, 7 de noviembre de 2014

"LA BATALLA DE VALLE" Cap. 3 Pt: 1 El camino hacia Carn Dum

Habían pasado ya dos días desde que abandonaron el bosque negro con intenciones de llegar al paso de Rohan. Había sido un recorrido sin mayor dificultad gracias al agudo sentido de orientación de Elaran.

En un punto del camino, Luzzen se encontró serio, con semblante distraído.
    - ¿Qué ocurre, Luzzen?- preguntó Elaran-, Es claro que algo te perturba.
    - El bosque que dejamos atrás… Estos caballos con el emblema de la casa de Thranduil, todo lo que me recuerde la terrible experiencia. Había escuchado de su reino todo tipo de rumores pero poco se compara a la realidad. Nos trataron como viles prisioneros. Quisiera haber salido de ahí sin decir palabra alguna.

    - Concuerdo contigo - Elaran emparejó su caballo a la altura del de Luzzen para escucharlo mejor-…, ha sido una pesadilla. Mi pueblo aún sufre las malas memorias causadas por las diferencias entre los reinos. Esperemos no haya necesitad de volver a cruzar camino con él o pisar sus tierras.

   - Ví que vendabas tu brazo – dijo Luzzen, dirigiéndose a la mujer -. ¿Te encuentras bien?
Gléowyn había permanecido gran parte del camino en silencio y avanzaba delante de sus compañeros sujetando las riendas del caballo negro que montaba.

    - Estoy bien – respondió secamente -. Finalmente cada rey protege la seguridad de su pueblo como mejor ha aprendido. No es tan fácil juzgar a un monarca que ha vivido más siglos que nosotros.

Elaran resopló.

   - Es fácil sin embargo ver la frialdad y la codicia en cualquier ser, sin importar cuán longevo sea.

Esperó una réplica de ella pero no respondió más.

   - Deberíamos detenernos un momento –dijo Luzzen finalmente-. Los caballos necesitan descansar.
   - Esperemos hasta llegar a un lugar seguro para acampar ésta noche. Aún falta un largo camino –replicó Elaran mirando al cielo, que había comenzado a oscurecer.
   - ¿A caso un montaraz teme a las cabalgatas nocturnas?- dijo el elfo con cierto aire divertido en la mirada.
   - Debemos ser prudentes y sigilosos en nuestro recorrido, Luzzen. Cabalgar de noche nos convierte en un blanco fácil. Yo mismo desconfío del camino sinuoso, a pesar de los años que he dedicado a la montura…

Entonces, un pequeño animal brincó de entre los arbustos que bordeaban el camino que habían elegido seguir, rompiendo por completo la tranquilidad del ambiente. El caballo que Elaran montaba, asustado por la súbita interrupción, reparó y el dúnedain enano voló por los aires aterrizando de sentón en el suelo. En ese momento el caballo lanzó una zancada hacia atrás que hubiera asestado en su rostro si éste no la hubiera esquivado. Luzzen soltó una risa jovial. Gléowyn hizo ademán de desmontar para ayudar al caído pero éste se había puesto de pié a toda prisa e intentaba controlar al caballo antes de que los otros también se estresaran.

Entonces, el semblante del elfo se oscureció.

   - ¿Qué sucede?- preguntó Gléowyn.
   - Alguien se acerca – respondió Luzzen, soltando las riendas para tomar su arco. Elaran subió a su caballo nuevamente y Gléowyn sujetó la empuñadura de su espada. Un momento de silencio. Finalmente, pudieron escuchar los cascos de otro caballo, acercándose a ellos.

   - Sea lo que sea, no viene acompañado – dijo el elfo. Permanecieron en guardia hasta que, entre los árboles de la lejanía una figura apareció sobre un majestuoso corcel blanco. Se trataba de un elfo, de vestiduras claras y cabello dorado. Su presencia era intensa y luminosa, emanando paz y sabiduría. Llegó hasta ellos y pudieron darse cuenta de que, si llevaba arma alguna, no la empuñaba. Tan desconcertados estaban ante ésta presencia que ninguno habló, hasta que el desconocido se presentó.

    - Sin duda son ustedes de quienes me informaron. Mi nombre es Glorfindel. He venido desde Rivendell, a darles un mensaje de lord Elrond.

   - Reconocí tus ropajes, de aquella maravillosa tierra – dijo Elaran -. ¿Qué mensaje tienes para nosotros?

   - Una sombra se ha extendido, no solamente por nuestras amadas tierras y los pueblos libres sino dentro de los corazones, algunos de ellos, de quienes solían ser aliados o amigos entrañables. Ya no podemos saber en quién confiar. Saruman, el gran mago blanco, ha caído en la oscuridad y nos ha traicionado.

Ninguno pudo ocultar su asombro.

   - Se convirtió en un gran aliado para Sauron –continuó Glorfindel-. Nos mintió todo este tiempo y, utilizó la buena voluntad de quienes confiaban en él para abrir caminos para el Señor Oscuro. Lord Elrond está consciente de que se dirigen a Carn Dum, y desea hablarles. Hay mucho que deben saber, ya que se encuentran en tan importante misión. La dama Galadriel se encuentra en camino a Rivendell y ahí desea esperarlos.

Glorfindel los guió por un nuevo camino mientras les hablaba de lo ocurrido en aquellas tierras. Supieron entonces con toda certeza que algo terrible se avecinaba y el consejo de los elfos sería de gran utilidad.





Al anochecer del día siguiente, se encontraban a las puertas de Rivendell. Descendieron de sus caballos y la quietud del lugar los sobrecogió. A lo lejos alguna extraña pero hermosa música les alcanzaba los oídos, y al momento incluso el cansancio y la angustia parecieron desaparecer. Gléowyn caminó hacia un costado del sendero y desde ahí, pudo ver con claridad y no pudo ocultar la forma en que sus ojos se iluminaron con la belleza del lugar. 



1 comentario:

  1. hhahaha Elaran se cayo del caballo D: xD !! quiero saber que les dice Elrond

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