Luzzen
(Por Diego Barker)
El
cielo resplandecía de estrellas, la noche de cálida caricia caía sobre la
Tierra. Era en Lothlórien, lugar de paz y tranquilidad, donde Luzzen paseaba
por los verdes caminos de ésta, sin encontrar descanso por algo que lo
angustiaba desde hacía días. Algo corrompía el mundo, los rumores de El Señor
Oscuro eran ciertos, el lo siente en el corazón. Incluso se sentía algo
intrigado, ya que días atrás vio a un mensajero del Bosque Negro con noticias
desconocidas, hasta que decidió pasar Caras Galadhon para hablar con Galadriel.
Mientras
subía por el gran árbol encantado, lleno de intensos recuerdos, su angustia se
desvanecía de a poco, pues Galadriel efectivamente lo estaba esperando,
claramente sabía cómo se sentía Luzzen.
-
Mae
govannen, Luzzen - dijo la elfa con una voz firme y hermosa. De su cara un
brillo abrazador invadió el corazón de Luzzen quitándole todas sus penas.
-
“Mi
señora Galadriel, Dama de Lórien..” dijo Luzzen, reclinándose haciendo una
reverencia hacia la elfa,
Galadriel
no tardó en pensar que Luzzen estaba preparado para la misión que tenia para
encomendarle, y sabía que era el indicado para esa encomienda.
-
Mi querido Luzzen, sé lo que te trae entre
penas y angustias, entre la duda y la incertidumbre. No debes preocuparte,
porque todas esas cosas que sientes y ves son ciertas - afirmó ella - Las
sombras han estado creciendo más allá de nuestro conocimiento , los pueblos
libres de la Tierra Media corren peligro, ya nada es seguro, un mal sin igual
está creciendo en el Norte y es nuestro deber hacer algo - Continuó con una voz
firme pero preocupante
-
Mi
corazón ya no aguanta esta penuria; ¿Acaso hay esperanza para evitar este mal
que se avecina?,
-
Solo
queda una pizca de esperanza, va y viene, por momentos se desvanece y por otros
reluce como la estrella más brillante y hermosa de nuestro cielo, pero eso no
está en nuestras manos, el destino de todos ya no está ligado solo a los elfos,
pero lo que podemos hacer puede salvar el destino de muchos, mi querido Luzzen
- en ese momento, Luzzen sintió que un inmenso temor y dudas lo invadieron,
Tengo una misión que encomendarte y estoy segura que solo tú puedes hacer.
Debes ir al Brezal Seco y disipar todas mis dudas sobre esta malicia que no
puedo evitar ver, creo saber de la existencia de un fuego y una oscuridad
nublan mi visión, por eso necesito que vayas inmediatamente - dijo Galadriel,
luego se dio la vuelta y se fue.
***
Luzzen
estaba listo para iniciar su viaje. El elfo de pelo blanco y ojos azules y
claros como el más radiante rayo de sol en una mañana de primavera, se puso su
traje de batalla color verde, cargó sus dagas en su espalda junto con su arco y
sus flechas y sin rodeos marchó hacia Brezal Seco. Salió de Lothlórien a paso
ligero y a pesar de todo con un buen ánimo, al no ser “adulto” ni tampoco un
“niño”, conservaba esa chispa de adolescente amante de la aventura, fue a lo
largo del camino, hacia el norte, bordeando el Río Grande. A su derecha se
contemplaba el Bosque Negro, lugar donde muchas veces fue a visitar a elfos que
lo ayudaron a entrenar sus habilidades. Paraba a descansar lo justo y
necesario, y aún en la noche seguía el paso, estaba muy emocionado por esta
misión, tanto que por un momento olvidó la seriedad que ésta tenía.
Ya
llegando a los Campos Gladios, comenzó a ver personas, y él se ocultaba, rara
vez había tratado con ellos. Siguió camino por espacios verdes y vastas
praderas salpicadas por bosques de olmos y robles, llegó a La Carroca, se sentó
a descansar unos momentos, y sin tardar mucho siguió camino. Ya siguiendo en
camino del Río Gris hacia el norte, estaba llegando a Ered Mithrin, las
Montañas Grises, donde toma rumbo hacia el oeste. A unas pocas millas estaba el
Brezal Seco, y Luzzen empezaba a dudar de porqué no había Orcos cerca, ni
siquiera Trasgos o cosas parecidas.
-
¿Qué
los ahuyenta? - se pregunto el elfo.
Siguió
camino ahora con un paso más riguroso, el aire se tornaba viciado y podía
sentir como el suelo comenzaba a sentirse desquebrajado, en mal estado, y
caliente, sobre todo caliente.
Llegando
a Brezal Seco, echa una mirada a la montaña gigante que yace delante de él. Tal
inmensidad lo sacó de su eje, ya que jamás había estado ahí ni nunca vio una montaña
tan imponente y peligrosa.
Se
adentra en Brezal Seco y al avanzar unos metros nota que hay cuerpos sin vida
en el suelo, saca su arco de inmediato con una flecha apuntando hacia todos
lados. Sus manos le temblaban y su mirada no podía divisar un punto fijo,
estaba algo aterrado, miró a los restos y eran de Orco, al avanzar un poco
encontró más, cientos de restos de Orcos, que al parecer creía que venían de
Gundabad, al llegar a un lugar seco y con un aire tan venenoso, que hacía que
hasta el Orco más putrefacto se sienta sobrepasado por el mismo.
Sintió
que lo observaban y Luzzen entró en desesperación. Se encontró solo y con su
arco comenzó a disparar hacia la nada, sintiendo temor por lo que no sabía que
podía llegar a estar acosándolo. Cuando Luzzen caminaba hacia un extremo de la
montaña, fue ahí donde se horrorizó. Los cuerpos de dos elfos mutilados que
yacían en el frio y duro piso rocoso le nublaron el juicio, se sentó un momento
tratando de asimilar tal monstruosidad, mientras que el viento frio rosaba
contra su rostro, pudo divisar algo cerca de los cadáveres, se levantó y se
acercó. Un rastro. Pensó que tal vez alguien debió estar ahí antes que él.
El
rastro llevaba un camino derecho y algo zigzagueante, pero luego se dio cuenta
de que era el rastro de 2 sujetos, no era solo uno, lo siguió y conducía hacia
el interior del Brezal Seco, más allá de lo que cualquiera se atrevería, solo
tardó un instante en decidir, y fue tras ese rastro, tenía que averiguar de
quienes se trataba y entender que fue lo que pasó en ese lugar.
Genial genial genial!!!! Sin dudas mi personaje favorito!!!! Quiero saber mas de esta historia por dioooos
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